El proyecto nace como resultado del trabajo conjunto con Carlos Bustamante y Bárbara García de VO arquitectos (Avilés). Es nuestra primera incursión en el desarrollo vía internet de un proyecto y la experiencia no ha podido ser más gratificante.
El actual edificio de la lonja consiste en una gran nave a base de pórticos de hormigón armado y cerramiento de fábrica, autista hacia el entorno en el que se asienta y obstáculo en la relación del puerto con la ría. Tenemos claro que la intervención es una oportunidad para revertir esta situación. Transformar el edificio en un elemento de unión, abrirlo, hacer que se apropie del espacio público, de la ría, del paseo, del puerto. Crear un nodo que articule todos estos elementos y que ayude al viandante a orientarse en un entorno industrial.
La ausencia de un programa claro por parte de los promotores nos lleva a la necesidad de buscar un espacio lo más neutro posible, dotándolo de gran flexibilidad. Se propone un espacio diáfano y amplio únicamente interrumpido por la estructura de altillo ya existente, donde se ubicarán las dependencias de uso más acotado y definido. El punto de unión entre el paseo, la ría, las otras dependencias del puerto y el propio edificio se vacía, creando una entrada representativa para los usuarios y cosiendo todos estos elementos.
La sostenibilidad económica es otro de los factores que influyen en el diseño. Se propone una construcción en fases que haga crecer el edificio a medida que crece su uso. En una primera fase se interviene únicamente sobre el cerramiento exterior, creando una piel textil, muy económica por su facilidad de ejecución y puesta en obra, con un claro componente representativo y simbólico.
Como resultado; la regeneración de un edificio industrial a través de la puesta en valor de su propia lógica constructiva, la introducción del componente representativo y la adecuación de lo construído a su ubicación estratégica.
