¿Qué aporta un arquitecto?

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Con el siguiente texto pretendemos trasladar nuestra humilde opinión al debate abierto en el laboratorio de ideas del COAG sobre la cuestión: ¿qué aporta un arquitecto?

Un buen arquitecto debe ser una persona capaz de comprender e interpretar las necesidades reales de aquel para el que trabaja. Solo así  podrá dar una respuesta solvente a estas necesidades. Saber escuchar y entender al cliente es la base de nuestro trabajo; algunos sabrán exactamente lo que quieren y otros no lo tendrán tan claro, es ahí donde la labor de un arquitecto es sumamente importante. A la hora de construir espacios para la vida, el arquitecto es el profesional más cualificado para diagnosticar e identificar aquello que es necesario y, apoyado en su solvencia técnica, conseguir que se materialice. 

¿Es necesario un arquitecto para realizar viviendas o edificios públicos?

No hay que buscar demasiado para encontrar viviendas que han sido levantadas sin la participación de un arquitecto, así que en la práctica (dejando al margen el aspecto legal) no es imprescindible, esa es la realidad. Ahora bien, un buen arquitecto siempre aportará cosas insustituibles; la capacidad para anticipar problemas, la capacidad para aportar soluciones técnicas y sobre todo la capacidad para entender qué es necesario y cómo conseguirlo. No toda la sociedad lo valora y debemos esforzarnos en revertir esta situación. Un cliente satisfecho es la mejor publicidad que puede tener cualquier servicio, el hecho de que en la actualidad existan infinidad de clientes insatisfechos es la muestra palpable de lo mal que se han hecho las cosas. Al final, lo cierto es que el prestigio de nuestra profesión está en nuestras manos. 

¿Qué aporta un arquitecto en la construcción de un edificio?

La mayoría de la gente no sabe dónde empieza y acaba nuestro trabajo. Ni siquiera nosotros mismos, al terminar la carrera, lo sabíamos. La labor de un arquitecto en la construcción de un edificio parte de comprender qué se espera de ese edificio, qué necesidades ha de resolver y a partir de ahí, en una labor de diseño, resolverlas. Posteriormente el arquitecto tiene la misión de coordinar el proceso de materialización de ese diseño, la construcción del edificio. El arquitecto es el profesional más preparado para guiar todo este camino, aportando seguridad y soluciones al cliente y anticipando y resolviendo cualquier imprevisto. La misión de un arquitecto no es solo trazar unos planos y redactar una documentación para cumplir un trámite administrativo (algo que también forma parte de nuestro trabajo), el arquitecto es el enlace entre las aspiraciones del cliente y los medios para alcanzarlas.
Contratar a un arquitecto siempre supone un coste, pero por otro lado, un buen arquitecto siempre será capaz de optimizar los recursos de los que disponga el cliente, suponiendo, en definitiva, un ahorro. El arquitecto debe implicarse y ser una tutela en todos los factores económicos relativos a la obra. 

¿Choca el gusto de los arquitectos con el gusto de la sociedad?

No creemos que lo que existe actualmente sea un problema de gusto, más bien se trata de un problema de coherencia. La concepción moderna de la arquitectura es más una forma de pensar y actuar que una serie de preceptos o cánones estéticos, caer en eso es un error muy grave que desembocará en el divorcio entre el arquitecto y la sociedad. Bajo cualquier tipo de condicionante un buen arquitecto debe ser capaz de hacer arquitectura moderna. 

La imagen de los arquitectos en la sociedad

En nuestra opinión, la mala imagen que tienen de los arquitectos amplios sectores de la sociedad responde, principalmente, al trabajo ineficiente e irresponsable por parte de muchos arquitectos a lo largo de muchos años. La profesión no ha evolucionado a un ritmo adecuado, y a día de hoy no se entiende que nuestra labor se reduzca al despacho. La sociedad demanda a los arquitectos una implicación mucho mayor en la obra, una solvencia mucho  mayor a la hora de tratar aspectos económicos de la construcción, dicho de una forma radical, la sociedad demanda barro en nuestras botas, presencia, decisión. Nuestro enfoque profesional debe crecer y, para ello, debe hacerlo también nuestra formación.

Vinoteca municipal de Arbo

Localización: Centro de interpretación de la Lamprea, Arbo


El encargo es muy claro, habilitar una de las estancias del centro de interpretación de la lamprea en Arbo para albergar la vinoteca municipal. Los medios de que se dispone son mínimos y el ahorro económico es una prioridad. El tiempo para la intervención también está muy limitado.

La sala en cuestión se encuentra totalmente cerrada al exterior, toda ventana y puerta está tapada debido al antiguo uso como espacio de exposiciones de dicha estancia. Abrir al exterior este espacio será un punto de partida. Se recuperan las ventanas y se establece la puerta lateral como nuevo punto principal de acceso al edificio ya que por su situación establece una mejor comunicación entre el mismo y el núcleo de Arbo.

La economía de medios será otro de los puntos de partida. Para ello se opta por reutilizar, en la medida de lo posible, todos los muebles ya existentes en el recinto, ya sea moviéndolos de lugar o realizando en ellos pequeños cambios. La tabiquería existente de madera es reutilizada tanto para la nueva configuración del espacio como para la elaboración de las mesas altas y otras piezas del mobiliario.

El espacio debe poder albergar a un grupo numeroso de personas con cierta comodidad, dándoles un cálido recibimiento, al tiempo que permite la muestra, cata y venta de vinos.