Pese a que finalmente no hemos podido presentar la propuesta a concurso (el tiempo, siempre el tiempo) decidimos terminar de desarrollarla y mostraros nuestra idea para el Centro de Artes de Verín. En parte por que nos gusta el trabajo de diseño y en parte en agradecimiento a Sonia y Diego (cuantas horas) no podíamos dejar a medio terminar el trabajo.Tras analizar el programa aportado, concluimos dividir el complejo en dos grandes áreas: el área de auditorios y el área de conservatorio de música y danza. Como nexo entre ambos usos se decide crear un gran hall de acceso donde se sitúan los equipamientos y servicios generales. Detalles de funcionamiento, como la necesidad de poder compartimentar la sala principal, irán dotando de carácter propio a cada una de las partes.
Desde un primer momento se tuvo claro que el complejo tenía unas connotaciones urbanas muy marcadas que debían ser estudiadas y a las que se debía dar respuesta mediante la articulación de los diferentes espacios públicos. Detactamos una triple influencia urbana en la actuación expresada en tres escalas distintas:
La escala de ciudad
El proyecto está integrado dentro de una actuación mayor donde se prevé una ampliación de la ciudad, con la apertura de nuevas calles y la creación de edificios residenciales. El gran espacio ajardinado sirve de nexo entre el Verín ya construido y la nueva actuación.
La escala de barrio
Se dota al conjunto de una plaza de menor escala a la que se vinculan los espacios de servicio del edificio (exposiciones, cafetería, hall...) que se sitúa en un espacio centrado dentro del nuevo barrio y que servirá de acceso para todas aquellas actividades de carácter cotidiano.
La escala de equipamiento
En un edificio de esta envergadura debe ser capaz de generar sus propios espacios de relación, con un funcionamiento más acotado. La plaza elevada cumple esta función, siendo un elemento urbano que actúa de filtro entre la calle y el edificio y que permite al mismo tiempo, el desarrollo de actividades vinculadas al complejo sin alterar el funcionamiento rutinario del barrio.
La piel será el elemento que aporte unidad al conjunto. Caracterizará los diferentes espacios urbanos generados adecuándose al grado de representatividad exigido en cada uno de ellos.
